Ser conscientes y cautelosos con nuestras palabras al opinar es parte de la responsabilidad emocional que tenemos con los otros.
El estrés o el agotamiento de la vida laboral o universitaria puede llevarnos a tomar decisiones de las que nos podemos arrepentir en el futuro si no reparamos primero en las consecuencias.
Cuando existen muchos pensamientos que confluyen dentro de nuestra cabeza, es preferible atacar el tema que nos agobia de raíz para evitar sobrepensar y magnificar innecesariamente los problemas.
En ese aspecto, resulta positivo ir directamente con la persona con la que ha surgido el conflicto para intentar resolverlo con respeto y siendo empáticos. ¡Solo así existirá beneficio para ambos!
En la siguiente nota te damos algunos tips para que puedas tomar decisiones con criterio ante una dificultad:
¡Valida las emociones ajenas!